¿Te ha pasado que alguien te cuenta algo y tú ya tienes la respuesta antes de que termine? o, ¿has escuchado sin escuchar? Ya sabes... ese momento donde asientes, haces “hmm” y por dentro estás eligiendo tu almuerzo o pensando en el próximo verano.
Cuando hacemos eso es como ponernos en modo cargando respuesta y sí… ¡todos caemos!
Pero escucha bien: eso no es escuchar. Escuchar de verdad no es aguantar en silencio: es entender al otro… ¡con ganas!
Escuchar bien requiere ponerle freno a tu voz interior opinóloga y activar el modo explorador. Porque cuando escuchas para entender (no para responder), el otro lo nota. Y confía. Y se abre. Y, oh sorpresa: se siente escuchado. Qué raro, ¿no?
¿Quieres hacerlo mejor? Aquí van 3 tips que no fallan:
- Hazle un "mute" a tus ideas por un momento. No tienes que estar de acuerdo. Solo presente.
- Pregunta más, asume menos. “¿Cómo te sentiste con eso?” vale más que 3 consejos no pedidos.
- Escucha lo que no se dice. El tono, la pausa, el suspiro. A veces el mensaje va sin palabras.
Nunca te arrepentirás de saber escuchar y probablemente te arrepientas de hablar antes de entender.
EL RETO DE LA SEMANA
En tu próxima conversación, no interrumpas, no soluciones, no cambies el tema. Solo escucha... con curiosidad real. ¿Te animas a bajarle el volumen a tu voz interna?

