¿Alguna vez saliste de una reunión pensando: “Qué pérdida de tiempo”? A veces culpamos al líder por no dejar claro el objetivo, por no preparar bien la agenda o por no darnos suficiente contexto. Pero… ¿y tú? ¿Qué hiciste para que la reunión fuera mejor?
Participar en una reunión no es llegar, sentarse y esperar. Es asumir que también tienes un rol activo. Si no sabes cuál es el propósito, pregunta. Si no sabes cuánto durará, pregunta. ¿No sabes si tenías que traer algo preparado? Exacto: pregunta.
Asumir que todo depende del líder es quedarse corto. Las reuniones son espacios colaborativos, y tu actitud puede marcar la diferencia entre perder el tiempo o sacarle verdadero provecho.
EL RETO DE LA SEMANA
En tu próxima reunión, haz al menos una pregunta que ayude a clarificar, enfocar o avanzar. Participar no es solo hablar… es pensar y preguntar con intención.
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