Manuel, uno de nuestros lectores, nos escribió: “¿Cómo hace un líder para no estar agobiado por la cantidad de reuniones? Siento que no me queda tiempo para trabajar”.
La respuesta empieza por un cambio de mirada: no ver las reuniones como un estorbo, sino como parte esencial del trabajo de liderar.
Cuando no estás en un rol de liderazgo, gran parte de tu tiempo se dedica a operar: resolver tareas concretas, cerrar pendientes, avanzar en lo tuyo. Pero cuando te conviertes en líder, tu trabajo cambia: ya no se trata de avanzar tú, sino de lograr que el equipo avance. Y para eso, el tiempo se usa distinto.
Como el trabajo de cada uno depende del avance de otros, las reuniones pueden ser —cuando se hacen bien— la forma más eficiente de quitar obstáculos, alinear esfuerzos y meterle acelerador al equipo.
El error es creer que las reuniones te quitan tiempo de trabajo… cuando muchas veces son tu verdadero trabajo como líder.
Ahora bien: eso no significa decirle sí a todo. Hay reuniones a las que no deberías ir. Porque no se decide nada. Porque no hace falta tu presencia. O porque otros pueden resolverlo solos.
Por eso el mensaje es doble:
- Acepta que estar en reuniones es parte esencial de liderar bien.
- Y cuida tu agenda con firmeza: asegúrate de que realmente debas estar en cada una.
Porque el problema no es la reunión…Es no tener claro para qué estás ahí.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana te invitamos a que revises con buen criterio las reuniones a las que vas o, mejor aún, las que lideras y las cuestiones. Si logran objetivos, cambia la forma de verlas… de lo contrario haz lo posible por negociarlas.
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