Juli, una de nuestras lectoras nos preguntaba: ¿cómo abordar/tolerar/enfrentar situaciones en las que al ser “el nuevo” en el trabajo sientes algo de rechazo?
Hay momentos en los que la vida te lanza a un grupo nuevo.
Un trabajo, una clase, un club, el chat de padres del cole.
Y aunque nadie te diga nada feo, sientes que no perteneces.
Todos parecen conocerse. Todos parecen tener su lugar.
Y tú… como si te hubieras colado sin invitación.
La tentación es esperar.
Esperar a que alguien te mire, te hable, te incluya.
Si esperas demasiado, el grupo avanza… sin ti.
Entrar pisando fuerte, sin entender cómo se mueve el grupo, suele generar más rechazo que conexión.
La clave está en la actitud. No en la de "a ver si me aceptan", sino en la de "¿cómo puedo aportar?".
Observar, captar los códigos, notar quién lidera desde lo informal. Y poco a poco, participar desde tu verdad. Sin exagerar, sin fingir, sin perderte.
Porque pertenecer no es encajar en un molde. Es encontrar tu lugar sin dejar de ser tú.
EL RETO DE LA SEMANA
Entra con intención en tu próximo grupo nuevo (reunión, clase, chat o evento). Haz una pregunta, ofrece ayuda o simplemente sonríe. No esperes a que te integren: empieza tú.
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