Imagina que en tu trabajo te ofrecen un puesto en otra ciudad: mejor sueldo, oficina más bonita… pero lejos de tu familia, tu proyecto personal o ese sueño que llevas años cultivando en silencio. ¿Qué haces?
Si no tienes claras tus aspiraciones, decidir se vuelve un caos. Das mil vueltas, haces listas de pros y contras, consultas hasta al horóscopo… y aún así, dudas.
Tener claras tus aspiraciones te da enfoque: sabes qué oportunidades tomar y cuáles soltar. Te da sentido: entiendes que no es solo un Excel más, sino un paso hacia tu meta. Te da motivación duradera: sigues adelante aunque los resultados tarden. Y sobre todo, te da un filtro poderoso: no todo lo brillante es para ti. Porque a veces decir “no” también es avanzar. Además, vivir en coherencia con tus valores se nota: duermes mejor, dudas menos, sonríes más.
Haz la prueba: si no puedes decir en 30 segundos cuáles son tus aspiraciones, puede que estés decidiendo tu vida en modo piloto automático.
EL RETO DE LA SEMANA
Tu reto de esta semana es responder esta pregunta:
¿Qué quiero de verdad en los próximos 3 años?
Nada de respuestas vagas tipo “ser feliz” o “estar mejor”. Sé específico. ¿Qué quieres construir, aprender, lograr o experimentar?
Porque si tú no tienes claro a dónde vas… cualquier camino (o puesto en otra ciudad) te puede confundir.
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