Un día, Lucas llegó a casa llorando. Tenía unos seis años y venía desconsolado porque un compañero le había dicho algo como: “Eres un tonto”. Lloraba con todo el cuerpo, de esos llantos que duelen verlo.
Después de consentirlo un rato, lo miré a los ojos y le dije:
—Lucas, ¿sabes qué? Eres una mesa.
Se quedó en silencio, confundido. Me miró con cara de ¿qué dice este tipo?
—¿Por qué no lloras ahora? —le pregunté.
—Porque no soy una mesa… —me respondió.
—¿Y eres un tonto?
Nadie tiene el poder de ofendernos sin nuestro permiso. Cuando alguien nos dice algo que duele, hay dos opciones.
Primera: no es cierto. Entonces, ¿por qué te afecta? Es como si te dijeran "eres una mesa". Absurdo, ¿no?
Segunda: es verdad. Y si lo es, tal vez por eso molesta. Pero en ese caso, no es un ataque, es una oportunidad para mejorar.
A ver, que no es tan fácil simplememente tomar nuestras emociones de profunda ofensa y quitar de un plumazo todas las interpretaciones, intenciones y suposiciones que lo acompañan, pero lo que sí te debe quedar claro es que NADIE TE PUEDE OFENDER SIN TU PERMISO.
Y que si empiezas por dar el paso de asumir que lo que sientes no es culpa del otro sino que eres tú quien está permitiendo que suceda, ya estás bien encaminado.
EL RETO DE LA SEMANA
Escucha las criticas esta semana y antes de reaccionar, pregúntate si lo que te están diciendo es cierto o no. Al menos da el paso de preguntártelo. Luego, pues reacciona como quieras, pero da ese paso…
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Es una gran reflexión en ocasiones nos dejamos llevar por él momento y nos castigamos.
En el momento es muy doloroso.el retarse a mostrarnos que nos somos así también nos impulsa a generar acciones positivas para destacar como somos realmente.