Todos conocemos a alguien que dice: “yo soy así, yo digo las cosas como son”. Y sí, puede que diga la verdad, pero dejando un campo de batalla emocional a su paso. Esa es la honestidad bruta: cero filtro, mucho ego y cero empatía.
Luego está el otro extremo: el que se calla todo, acumula, sonríe por fuera y por dentro tiene monólogos larguísimos que solo escuchan sus amigos… o su terapeuta. Esa no es honestidad, es evasión con disfraz de paz.
¿Y entonces? El punto medio no solo existe, se entrena. La honestidad inteligente es saber poner un filtro entre lo que pienso y lo que digo. No es censura, es estrategia emocional. Es entender que el contexto manda: no todo se dice, ni todo se dice ahora, ni en cualquier lugar.
Ser honestamente inteligente es tener el coraje de hablar, pero también la sabiduría de elegir el momento, el tono y las palabras.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana, antes de soltar lo que piensas, pregúntate: ¿es el momento, el lugar y la forma correcta? Si falta uno de los tres… espera. A veces, el silencio estratégico también es parte de la verdad.
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Hermoso! por estos lados llamamos Asertividad a esa hermosa competencia humana.
Cariños,
Totalmente de acuerdo 👏👏👏
Muy acertado, saber en qie momento decir las cosas
Pensar lo que voy a decir es algo que tengo que hacer consientemente y me a ahorrado muchos conflictos sobre todo por malos entendidos.