¿Alguna vez has sentido que tu semana se parece a una serie de Netflix en la que ya sabes qué va a pasar? Lunes: correos. Martes: reuniones. Miércoles: más reuniones. Jueves: reportes. Viernes: ¡otra vez correos! Y el fin de semana… ¿a dormir para repetir el ciclo? 😴
Ahí es donde entran las metas. Las metas no son esos objetivos que pones en tu lista para sentirte productivo (y que rara vez tachas). Son como la gasolina que le mete turbo a tus días.
Cuando tienes una meta que te ilusiona, algo mágico pasa: dejas de sentir que trabajas por inercia y empiezas a moverte con propósito. Esa meta puede ser grande (como aprender un idioma o llevar a cabo ese proyecto del nuevo producto) o pequeña (como dominar el arte de preparar café espumoso digno de Instagram). Lo importante es que te emocione.
Porque tener metas no solo te lleva más lejos, también hace que el camino se sienta como una aventura. Y sí, habrá días en los que te quieras rendir, pero tener esa ilusión es como llevar una bocina con tu playlist favorita: te da energía, te motiva y hace que el trayecto valga la pena.
Así que ya sabes: si tu semana se siente como un lunes eterno… ¡ponle gasolina a tu vida con una meta que te emocione! 🚀
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana vas a formular una meta pequeña para que puedas observar el efecto que te genera y el entusiasmo que se desencadena por el simple hecho de tener un reto que alcanzar.
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