Si alguna vez has intentado que alguien mejore (o al menos que no empeore), seguramente has caído en la trampa de los elogios y críticas genéricas. Un clásico "Buen trabajo" o el ambiguo "No lo estás haciendo bien". Frases que, siendo honestos, aportan lo mismo que un horóscopo: un sentimiento pasajero de dirección que se disuelve en segundos.
El problema es que este tipo de comentarios no dicen nada útil. Si alguien hace algo bien, necesita saber qué hizo bien para poder repetirlo. Y si lo hizo mal, necesita saber en qué exactamente falló para corregirlo. En lugar de un insulso "Me gusta tu trabajo", prueba con "Las preguntas que le hiciste al cliente fueron muy atinadas". O en lugar de un simple "Esto no funciona", ve directo al punto: "El diseño de la presentación quedó muy aburrido".
Dar feedback útil no es un arte misterioso. Es simplemente acostumbrarnos a ser específicos. Porque si no lo hacemos, la persona se queda sin pistas sobre qué mantener o mejorar, y al final del día, seguimos en el mismo círculo de vaguedades bienintencionadas pero inútiles.
Así que la próxima vez que des feedback, piensa: ¿esto realmente ayuda o suena como una galleta de la fortuna?
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana te invitamos a céntrate en dar feedback positivo, cada vez que te surja desde dentro un "Bien hecho", detente y exprésalo de forma concreta. ¿Qué fue lo que estuvo bien? ¿Por qué funcionó? y no te lo calles, exprésalo con claridad.
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