Después de enviar el informe, tu jefe te llama: “Tenemos que rehacer el proyecto porque el documento estaba lleno de errores y faltaban varios puntos importantes”.
Tu cerebro reacciona en automático, percibiendo "la crítica" como una amenaza. De inmediato, se activa tu sistema límbico y las emociones incómodas empiezan a fluir. Sientes la necesidad de defenderte, y tu mente, en piloto automático, dice algo como:
¿Errores y puntos faltantes? Con el tiempo que me dieron, ¡hice milagros! Además, si las instrucciones hubieran sido claras desde el principio, esto no habría pasado. ¡Este proyecto está destinado al fracaso!
Este cóctel de reacciones emocionales y psicológicas nos ciega a lo que podría ser un verdadero regalo: la retroalimentación.
Es cierto que no te puedes quedar callado sin defenderte de esa injusticia… pero antes hay que hacer un paso valeroso: reconocer qué hay de verdad en lo que nos dicen antes de explicar nuestra perspectiva.
Aceptar internamente la parte de verdad en el comentario. ¿Faltaron algunos puntos importantes? Sí, es posible. ¿Había errores en el documento? Tal vez. Reconocer esos hechos sin el “ruido” emocional es clave para comunicarnos con madurez. A partir de ahí, la conversación con la otra persona puede comenzar de manera más constructiva: aceptando el error.
Imagina la conversación así:
"Es cierto, faltaron algunos puntos importantes en el documento, y eso afectó la calidad del informe. Es importante que sepas que hubo algunas circunstancias que influyeron en esto, como el corto plazo y las instrucciones que no llegaban con claridad. Me aseguraré de que no vuelva a suceder y de tomar medidas para que el siguiente proyecto esté completo y sin errores."
Así que la próxima vez que recibas feedback, intenta hacer un pequeño giro mental: en lugar de armar la defensa como si fuera un campo de batalla, toma una pausa. Respira y encuentra la parte de verdad que te permita crecer.
No se trata de aceptar todo en silencio, ni de hacerte pequeño. Se trata de convertir ese momento incómodo en una oportunidad para mejorar. Porque, al final, cada conversación difícil puede ser la pista de despegue para una versión más fuerte y más sabia de ti mismo. Y con práctica, recibir feedback dejará de sentirse como una amenaza… y se parecerá más a recibir instrucciones para tu próxima victoria.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana, cuando recibas cualquier comentario o feedback, antes de responder haz una pausa de 5 segundos y busca una parte de verdad en lo que te han dicho. Puede ser algo pequeño o algo más evidente, pero lo importante es reconocerlo.
Luego empieza tu respuesta reconociendo ese punto de verdad. Si es algo que te incomoda especialmente, recuerda: es solo un ejercicio y no significa que estés dejando de lado tu perspectiva. Finalmente, expresa tu punto de vista desde la calma, enfocándote en la solución más que en la defensa.
Si no tienes feedback inmediato, puedes practicarlo recordando un comentario pasado. Observa qué cambia en tu manera de recibir feedback cuando le das un espacio antes de
Para descargar el portafolio completo de módulos DO IT, simplemente haz click en DESCARGAR.
Excelente consejo para recibir y transformar el feedback.
Gracias Felipe!!
Muy bueno e interesante la publicación creo que es importante también cuando se hace el feedback utilizar palabras, lenguaje y tono adecuado para quien lo reciba lo sienta como una instrucción comentario a mejorar y el cerebro tenga la capacidad de recibirlo como tal y conectar cerebro con emociones y poderlo interpretar como un regalo y aplicarlo con gusto en el día a día.