La diferencia entre fluir y luchar, ¿es la resignación o la aceptación?

julio 24

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Cuando llegamos a las canchas de pádel estaba diluviando. “Que pena por los que tienen cancha al aire libre”, pensé.

La nuestra era la 14, bajo techo. Cuando fuimos a recepción para buscar indicaciones nos dijeron que había habido una confusión interna y que en realidad nuestra cancha era la 9, descubierta.

No se necesitaba ser Sherlock Holmes para deducir que habían dado preferencia a un grupo grande que jugaba un torneo y que de manera arbitraria nos arruinaron los planes. Imposible jugar bajo esa lluvia.

¿Es el colmo? Sí.

¿Merece indignación, repudio, enojo, reclamos? No lo sé.

No soy un deportista de alto rendimiento pero llevo ya 14 años entrenando a mi mente para “amar las cosas como son” y ya me sale naturalmente.

Cuando me quedó claro que alguien había metido la pata y que no había forma de recuperar la cancha cubierta, me molestó y mandé llamar al gerente. Muy apenado, nos ofreció café gratis, devolvernos el dinero y una cancha de cortesía para la semana siguiente. No estaba nada mal. Claramente era un cambio de planes, pero un cafecito, una buena conversación y una cancha gratis para otro día, me parecía justo.

Pablo, mi compañero, no estaba de acuerdo conmigo. Pidió la hoja de reclamaciones para denunciarlos con la asociación de consumidores, empezó a escribir una reseña en Google y le dio a entender al gerente, con respeto pero con vehemencia, que era un incompetente.

La vida nos presenta situaciones que nos desagradan, nos enojan, nos frustran. Se vale sentir todas esas emociones ante cosas que nos parecen injustas. Ese día yo sentí todo eso. Pero después de 90 segundos, que es el tiempo que dura una emoción si no le seguimos echando más leña al fuego (si no alimentamos la mente con pensamientos que busquen mantener el sentimiento), tenemos la posibilidad de aceptar las cosas como son, buscarles el lado positivo y seguir adelante.

Pablo estaba convencido de que aceptar era lo mismo que resignarse. Yo creo que no. Resignarse es ponerse en plan de víctima. No creo que las opciones en la vida sean la víctima o el vengador.

En mi experiencia, el camino de la aceptación suele ser más amable con todos, principalmente con nosotros mismos.

EL RETO DE LA SEMANA

Esta semana focalízate en aceptar todo eso que no sale como hubieses querido. Date tus 90 segundos para vivir plenamente la frustración y luego busca el lado positivo. Verás que es un experimento que puede resultar muy interesante.

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