Tu cerebro es una procesadora de percepciones que toma la materia prima de tus experiencias y, en menos de un segundo, la pasa por 8 etapas diferentes: toma un hecho, lo pasa por un colador, lo mete a una máquina interpretadora, le da forma con suposiciones y llega a una conclusión que para ti es perfectamente clara y objetiva.
Todos tenemos instalada la misma máquina, solo que cada persona cuela diferente, interpreta diferente, supone diferente y, por supuesto, llega a conclusiones completamente diferentes.
Supongamos que tu jefe te dice: "Hay varias áreas de mejora en tu trabajo reciente. Necesitamos que te enfoques en ser más detallista y preciso en tus informes." Probablemente en la cabeza de tu jefe lo que pasó fue:
Revisa tu informe y nota errores y falta de detalle. Se fija en errores específicos y áreas donde falta precisión. Interpreta que no estás prestando suficiente atención a los detalles. Asume que necesitas más orientación y enfoque en la precisión. Concluye que debe proporcionarte feedback para que mejores.
Mientras que eso mismo para ti fue:
Escuchas el feedback de tu jefe, te enfocas en "varias áreas de mejora" y "necesitamos que te enfoques en ser más detallista y preciso". Interpretas que tu trabajo tiene muchos errores y que no estás cumpliendo con las expectativas. Asumes que tu jefe está insatisfecho con tu desempeño general. Concluyes que tu desempeño no es suficiente y que necesitas trabajar mucho más para satisfacer a tu jefe. Te sientes inseguro y trabajas con ansiedad, intentando no cometer más errores.
¿Quién tiene razón? Los dos y ninguno. Pero en realidad eso es irrelevante. Lo que importa es ser consciente de que tú tienes tu máquina y tu jefe la suya, y que la única manera de comunicarte realmente es que tú entiendas cómo funciona la de él.
Pero como no te puedes meter dentro de su cabeza, lo que sí puedes hacer es resumir lo que tú concluiste y luego añadir: "¿Lo ves igual o hay algo que me esté perdiendo?".
Por ejemplo “Entiendo que ves que mi desempeño es muy malo y que quieres que trabaje más. ¿Es eso, o hay algo que me estoy perdiendo?”. Y obviamente tu jefe te va a decir que entendiste mal y que en realidad lo único que quiere es que pongas un poco más de atención al detalle.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana elige una interacción importante y antes de actuar según tus conclusiones, resume tu interpretación y pregunta a la otra persona: "¿Lo ves igual o hay algo que me esté perdiendo?"
Hazlo aunque sea una vez… verás que poderoso es el dejar de creer que entendimos todo perfectamente y abrirnos a entender la máquina de las percepciones del otro.
EL MÁS ALLÁ…
Puedes experimentar una prueba del poder de tu cerebro para interpretar estímulos y luego convencerte de que lo que has procesado es la realidad. Escucha este audio mientras lees las diferentes frases y podrás ver cómo tu cerebro procesa la percepción y te muestra realidades que no son una realidad:
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