Imagina que eres un perro.
Uno mediano, de esos que no amedrenta demasiado pero que tampoco parece perro faldero.
Vas por un camino rural, caminando tranquilamente. De un terreno vecino aparece un perro más grande, ladrándote con todas sus fuerzas, corriendo hacia ti.
Como perro hay básicamente dos reacciones que puedes tener: o le ladras tú lo más fuerte que puedes y te lanzas directo a su encuentro, o corres muy rápido para que no te alcance.
No sabemos mucho de psicología canina, pero seguramente el perro vecino te agredió porque sintió que invadiste su territorio, o porque se sintió amenazado, no sabemos…
Pero sí sabemos de psicología humana y es claro que cuando un humano te ladra, es decir, cuando te ataca verbalmente, se abalanza sobre ti con una actitud de pocos amigos y te dice cosas desagradables, es que se siente amenazado. Algo de lo que hiciste o de lo que esa persona cree que estás haciendo la pone a la defensiva y la hace atacarte.
Y tú, que en realidad eres un ser pensante, tienes una tercera opción: en lugar de ladrar más fuerte o de salir corriendo, puedes parar unos segundos antes de reaccionar y preguntarte: ¿por qué diablos esta persona me está ladrando?, ¿qué le asusta?, ¿por qué se siente amenazado?
Si es alguien cercano a quién conoces bien, seguramente tienes la capacidad de entender qué es lo que hay detrás de su ladrido. Cuando entiendes lo que causa su reacción, puedes actuar de manera inteligente y en lugar de agredirlo con otro comentario desagradable, te vas a la causa de sus temores y logras pasar de una conversación canina a una conversación humana.
No es fácil dejar de reaccionar como el perro del camino: ladrar cuando te ladran.
Pero, si quieres una buena relación de trabajo, una buena relación de pareja, esto no va de quién ladra más fuerte. Va de caminar juntos por el camino.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana observa los ladridos. Pero no cuando te ladren a ti, sino cuando veas a otra gente ladrando. Es más fácil verlo desde fuera antes de poder incorporarlo a tu vida. Trata de entender qué fue lo que disparó la agresión de parte del perro que ladró primero, qué lo hizo sentirse amenazado y piensa cuál puede ser una manera más efectiva de calmar sus temores, qué estrategia inteligente podría funcionar.
(Por si acaso, estamos hablando de ladridos humanos… no se trata de observar al perro de tu vecino).
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