El deseo es el que nos hace levantarnos cada mañana.
Y hay tres deseos fundamentales en la vida. Cada uno de ellos toma fuerza en las diferentes etapas por las que atravesamos.
Los muy jóvenes desean CRECER. Ser grandes, ser adultos, ser independientes.
Los adultos desean TRIUNFAR. Demostrar que pueden lograr sus sueños, convertirse en profesionales exitosos, conformar una familia en la versión que hayan escogido.
Los adultos maduros desean SERVIR. Cuando has crecido y has triunfado (y muchas veces ese triunfo no era como lo imaginabas, pero ya tienes claro quién eres y no necesitas demostrártelo ni a ti, ni a los demás), el deseo que le da sentido a la vida es el de cumplir un propósito.
Ese propósito está alineado con los talentos que sabes que tienes, con las actividades que generan alegría y satisfacción y con la huella que quieres dejar en el mundo.
Tenerlo claro no es fácil. Es una tarea más intuitiva que racional, pero es la tarea más importante que tienes cuando ya sabes que has crecido y que el triunfo no tiene sentido si no vives una vida con sentido.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana, haz una cita contigo mismo/a. Invítate a un café, una cerveza o un vino. Regálate unos minutos para descubrir cuál es ese deseo fundamental que quieres cumplir y empieza a rascarle al tema del propósito de tu vida…
Si ya tienes claro por dónde va la cosa, nos encantaría que lo escribieras en los comentarios.
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