Hace años mi novia de aquel entonces, me regaló un cuchillo muy pequeñito.
Estaba lindísimo. Lo cargaba a todas partes y me era muy útil. Lo usaba para abrir paquetes, cortar cuerdas, limpiarme las uñas, lo usaba para todo. De hecho, arruiné un par de aparatos electrónicos cuando quise usarlo como destornillador y me corté la mano cuando intenté destapar una cerveza con él.
Ese día, el día de la cerveza, mi mejor amigo sacó de su bolsillo una navaja suiza y me la regaló. Me dijo: deja de usar ese cuchillito para lo que no es que vas a terminar en el hospital.
Al poco tiempo me di cuenta de que me pasaba lo mismo con el e-mail. Lo usaba para todo. Para solicitar información, mandar un reporte, pedir una cita, vender una idea, coordinar un proyecto, cuadrar la salida del viernes con los compis del trabajo, manejar mis pendientes. ¡Para todo!
¡Y casi termino en el hospital de puro estrés! Enviaba 20 emails y recibía 40. Mi bandeja de entrada se volvió inmanejable. Cientos (que se sentían como miles) de mensajes acumulados, muchos sin leer. La gente no me respondía y eso hacía que yo mandara nuevos correos que no servían de mucho.
Hasta que por fin entendí que estaba haciendo la misma tontería. Usando el cuchillo para abrir cervezas.
El correo electrónico tiene su lugar propio. Y su lugar es todo aquello que sea simple y no urgente.
¿Quieres informar algo? ¿Delegar una tarea? ¿Solicitar información?
Perfecto. Si es lo suficientemente simple como para explicarse en un pantallazo y no lo necesitas para ya, el e-mail es el medio adecuado.
Pero si tienes urgencia, no puedes esperar que la gente te conteste de inmediato por e-mail.
Si el tema es complejo o requiere la interacción de varias personas de manera simultánea, mejor busca un encuentro sincrónico.
Tu navaja suiza tiene diferentes herramientas: Teams, chat, correo electrónico, reuniones, conversaciones uno a uno, archivos compartidos, Planner… en fin, tienes entre el bolsillo un set de posibilidades y cada una sirve para cosas, para situaciones y propósitos diferentes.
Yo ya dejé de usar el e-mail para todo. Disminuí la cantidad de correos que mando (y por lo tanto que recibo) en casi un 70%. Ya no uso el e-mail sino para cosas simples y no urgentes. Además, antes de mandar un mensaje me cuestiono si el e-mail es el mejor medio.
Aprendí a sacarle provecho a mi navaja suiza y aunque sé que se puede destapar una cerveza con el cuchillo, también sé que es más eficiente hacerlo con un destapador.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana focalízate en desempolvar tu navaja. Usa de manera más activa las otras herramientas de las que dispones y asegúrate de que solamente mandas correos electrónicos cuando es la mejor opción.
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Excelente comparación, cada situación a la que estamos expuestos requieren de diferentes formas de comunicarlas o de solicitar alguna información siempre debemos escoger la mejor
Tan fan de vosotros que me cuesta recordar mi vida sin este minuto de reflexión ocasional de Do It!!
Super congrats a todo el equipo
Organización en cada cuenta y eso me a permitido no crear confusión en lo laboral y personal.