La vida es como un juego de naipes en el que solamente cuentas con información sobre las cartas que están en tu mano, pero no tienes idea de lo que viene en el mazo ni de lo que están pensando los otros jugadores.
Con base en esa información limitada y teniendo clara tu estrategia, tomas decisiones de cuál carta jugar a continuación.
Muchas veces te equivocas. ¡Muchas!
Lanzas una carta que te hace perder el turno o dejas de tirar la que te hubiera hecho ganar la partida.
Pero el problema no es haber lanzado la carta equivocada. El problema es que te juzgas a ti mismo o a los demás a la luz de lo que ya pasó. Cuando, sabiendo las consecuencias, es obvio que hubieras podido hacerlo diferente.
Es muy fácil saber qué es lo correcto cuando las cosas ya pasaron. Y también, es muy fácil equivocarse cuando todavía no han pasado.
Pero la mayor equivocación de todas es luchar contra la realidad. Gastar energía pensando en todo lo que hubieras debido hacer, en lo que hubieras dicho o en lo que Fulanito debió hacer.
El hubiera no sirve para nada. Punto. No importa qué tanto revivas la situación, cuánto te frustres o te arrepientas, las cosas fueron como fueron.
La diferencia entre el juego de naipes y la vida está en que cuando el juego termina, después de una corta frustración y un brindis con los amigos, el fracaso queda en el olvido, mientras que en la vida, muchas veces seguimos cargando con el hubiera, revivimos en nuestra mente la situación una y otra vez y encasillamos a las personas con base en las malas decisiones que tomaron.
Todo el mundo toma la mejor decisión posible, con base en la información y las creencias que tiene en ese momento y es injusto tacharte o tachar a otros como tontos a la luz de lo que pasó.
Sí que se puede aprender a tomar mejores decisiones en el futuro. Se aprende del pasado para hacerlo mejor la próxima vez. Y también se pueden entender los sesgos que tienes instalados en la cabeza que te llevan a tomar decisiones equivocadas o simplemente a no tomar decisiones, pero bueno, ya hablaremos de eso en otra cápsula.
EL RETO DE LA SEMANA
Esta semana identifica esas cosas en las que te has equivocado, las decisiones que tomaste y que hubieran podido ir mejor. Extrae el aprendizaje y déjalo ir. Haz como en los juegos de cartas, pasa la frustración (grande o pequeña), brinda con los amigos y olvídalo.
MÓDULOS DO IT SOBRE EL TEMA
Estamos estrenando el módulo ¿Decisiones difíciles o es difícil decidir? en el que los participantes entienden sus sesgos personales, lo que hace que sus procesos de toma de decisiones no sean tan efectivos y los ayudamos a que sus decisiones sean sensatas, con convicción, oportunas y a asumir las consecuencias de cada una.
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Muy buena Reflexión¡¡¡, Son situaciones que vivimos y como lo mencionan debemos a jugar todas las cartas sobre la mesa y así descifrar cual es la mejor manera de proceder frente a esta situación .
super bueno, es verdad no podemos juzgar al yo del pasado, con el conocimiento que tiene le yo del presente, es injusto.
:: Tomar decisiones difíciles en la vida es como jugar un juego de azar con información limitada. A veces nos equivocamos y lanzamos la carta equivocada, pero lo importante no es lamentarse por lo que pudo haber sido. Aprendemos del pasado, entendemos nuestros sesgos y nos esforzamos por tomar mejores decisiones en el futuro. En lugar de cargar con el «hubiera», enforcémonos en crecer y aprender de nuestras experiencias.
En resumen, tomar decisiones difíciles es parte inevitable de la vida, pero no se debe juzgar ni a uno mismo ni a los demás en base a los resultados. En lugar de ello, es importante aprender de las experiencias y trabajar en mejorar nuestras habilidades de toma de decisiones.
Excelente reflexion ,muchas gracias