La primera vez que escuché sobre la Ventana de Johari pensé… me gusta ese nombre: corto, original y sonoro. Luego me sorprendí cuando supe que no era un nombre como tal sino la unión de dos nombres, más exactamente de dos psicólogos: Joseph y Harrington.
Pero más grande fue la sorpresa al conocer su significado. Te va a encantar conocer esta ventana.
De una manera muy sencilla, la Ventana de Johari nos ilustra las 4 áreas que surgen cuando cruzamos dos variables:
- Lo que sé de mí mismo(a).
- Lo que los demás saben de mi.
Empecemos el juego que es bastante entretenido:
- En primer lugar, tenemos el área pública. Lo que yo sé sobre mí y que los demás también saben sobre mí. Por ejemplo, la comida que me gusta, los idiomas que hablo, la edad que tengo.
- En segundo lugar, está el área privada. Lo que yo sé de mí y que los demás no saben de mí. Acá se encuentran todos los sentimientos y pensamientos íntimos que nos reservamos.
- En tercer lugar, nos encontramos con el área desconocida. Lo que nadie sabe de mí. Ni yo ni los demás. Suena chistoso ¿no? Pues esta área es nada menos que nuestro inconsciente.
- Finalmente tenemos el área ciega. Lo que yo no sé de mí mismo pero que los demás sí saben. Esta es, a nuestro juicio y con el perdón de Freud, el área que más oportunidades nos da para crecer y la protagonista de este artículo.
En otras palabras, en el área ciega se encuentra todo lo que los demás logran ver de mí mismo pero que yo no lo puedo ver. Es cuestión de perspectiva. Como cuando estamos en un segundo piso mirando a la calle y podemos ver con claridad cómo, si siguen a esa velocidad, esos dos automóviles van a chocar en la esquina. No es que ellos no lo quieran ver, es que no lo pueden ver por la perspectiva que tienen.
Lo mismo sucede con un montón de cosas que hacemos. No las podemos ver si alguien no nos las muestra. Cuando hacemos una presentación seguramente tenemos muletillas o gestos que manifestamos sin darnos cuenta y de los cuales solo podremos ser conscientes en la medida en la que alguien nos lo diga.
La buena noticia es que estas áreas no son estáticas y la información puede rotar entre ellas. Así como Freud basó toda su terapia en cómo lograr sacar la información del área desconocida, nosotros proponemos algo por demás sencillo: busca sacar lo que hay en el área ciega.
¿Cómo? Pidiendo feedback proactivamente. Aprovecha cualquier oportunidad que se te presente para pedir retroalimentación, consejos e información sobre ti mismo a los demás. No tienes que creerte todo lo que te digan, pero ten presente que te están dando toda una ventana de oportunidades para crecer… ¡aprovéchala!
EL RETO PARA ESTA SEMANA:
Pide feedback en por lo menos en dos ocasiones a cualquier persona de tu entorno. “¿En qué crees que puedo mejorar… (la presentación que hice)?” es un modelo de pregunta que te puede servir. Ensáyala y aprovecha esta semana para revelar un par de cosas de tu área ciega.
MÓDULOS DO IT SOBRE EL TEMA
Feedback Proactivo es el módulo en el que exploramos y practicamos con técnicas específicas el arte de pedir retroalimentación para poder crecer y ser mejores profesionales cada día.
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Pues es muy cierto eso que también nos asé falta tener algún consejo o retroalimentación de otras personas para saber si lo que estamos haciendo esta bien o está mal y que podemos mejorar.
Buen comentario, una manera amena y didactiva de valorar un feedback.
Solo como persona una debe desarrollar el arte de darlo y en que momento, pues con esta lectura se aprecia su importancia y la posibilidad que uno mismo lo pida
Pueda pildora de seguridad y liderazgo; gracias