Todos tenemos miedo a herir a los demás. No nos gusta decirles cosas o darles noticias que los hagan entristecer o enojar.
Ese es un lado lindo del ser humano, es un lado que quiere proteger al otro, que busca ahorrarle sufrimiento, que pretende cuidarlo. Y, es un lado que coarta la libertad del otro.
Frases como “no te lo dije porque pensé que no te iba a gustar” o “no te conté nada para no preocuparte” o “no lo dije porque sabía que ibas a enojarte”, son frecuentes en nuestras conversaciones del día a día y suelen ser con personas que nos importan mucho.
Como la gran mayoría de las personas así era yo, hasta que una conversación con Lucy, mi esposa y socia, me hizo cambiar este paradigma. “A mí dime las cosas como son, que yo tengo la capacidad de manejarlas”, me dijo.
Su posterior discurso defendiendo esta idea me convenció. Esto fue hace mucho tiempo y no recuerdo las palabras exactas, pero puedo escucharla en mi cabeza diciendo algo así como: “Cuando no le dices a la gente las cosas como son porque asumes que les va a doler o se van a enojar, las estás achicando y faltándoles el respeto. Cada uno tiene la capacidad de manejar como quiera la información que recibe y está en todo su derecho de entristecerse o enojarse y, créeme, que todos tienen la capacidad de salir adelante. No le puedes quitar ese derecho a la gente”.
A veces achicamos a las personas que más queremos y, con la mejor de las intenciones, les faltamos al respeto decidiendo por ellas qué información darles o cuándo dárselas.
Ojo, no me malinterpreten. Obviamente saber manejar la cantidad y oportunidad de la información que damos es sano, importante e inteligente. Acá solo me refiero a esa información que no damos solo con la excusa de proteger al otro. En palabras de Lucy eso sería “pensar que el otro es tan pequeño en su interior que no va a ser capaz de manejarla”.
Confiar en las demás personas, creer en su fortaleza interna y respetar su manera de reaccionar son ahora valores que, al aplicarlos en este tipo de situaciones, me han dado grandes y gratas sorpresas.
EL RETO PARA ESTA SEMANA:
Primero mírate e identifica cómo eres en esas situaciones que planteamos. ¿Sueles decidir por los demás? Piensa en alguien que tiendas a ver frágil y que hayas “achicado” por no creerle capaz de manejar cierta información. ¿Realmente crees que esa persona no es capaz? ¿No será más bien miedo tuyo al enojo de los demás lo que está primando? Hazte estas preguntas durante la semana y verás cuánto aprendes de ti mismo.
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La mayoría de beses lo asemos por qué la otra persona este bien sin darnos cuenta que en ocasiones decir las cosas como son las Ara sentir mal pero van a estar mejor y nos daremos cuenta que somos capaces de manejar y saber reaccionar dependiendo de lo que se trate el problema.
Son buenas esas palabras y parece que describe el problema que tengo en la actualidad gracias por la información
Me alegra mucho Emmanuel… suerte con esa situación
De acuerdo con la perspectiva compartida, considero también importante el mostrar siempre empatía, ya que a veces sabemos la reacción de la otra persona puede ser negativa y creo que el fin no es dañar a las personas
Completamente de acuerdo Brenda. La idea no es olvidarnos del otro y decir nuestra verdad, todo lo contrario, es entender que el otro tiene la capacidad de recibirlo con madurez, siempre y cuando nos mostremos empáticos.
Este texto es bueno, invita a la reflexión, a mi punto de vista, es necesario establecer un limite entre el respecto y la mesura a la obviedad y la falta de tacto a la hora de decir o expresar una idea, ademas del contexto social, creo que este texto solo aplica para relaciones personales, digase familia, parejas, o amigos.
En los casos laborales depende mucho el contexto ya que el respeto y ambiente es muy diferente a lo que el texto presenta.
En nuestra opinión aplica para el ámbito laboral. Es más, es ahí en donde tiene una gran relevancia para el día a día. Es muy importante entender que el mensaje del artículo es que es más respetuoso con el otro el decirle lo que pensamos a minimizarlo pensando en que no es capaz de recibir retroalimentación. Esto NO SIGNIFICA herirlo de ninguna manera. Todo lo contario, es cuidar las formas, entender los contextos y usar el mejor juicio para expresar nuestras opiniones desde el respeto.
Considero que esta lectura apoya en la reflexión y análisis para identificar qué es de nosotros, esta parte que no hemos trabajado y que para no afrontarlo utilizamos un mecanismo de defensa como el desplazamiento.
Es verdad lo que se plantea en el ejemplo. Es mejor decir las cosas como són, sin embargo, por cuestiones culturales, muchas personas prefieren no decir las cosas que piensan de otros. Por temor a ser tachados de insensibles o otro tipo de prejuicios.
De acuerdo Eugenio. La idea es buscar un balance entre la honestidad y el respeto. Decir lo que pensamos, pero bien dicho, desde la empatía.